Si debemos hablar de los tipos de modelos educativos o pedagógicos por los que ha tenido que transitar la educación a lo largo del tiempo, debemos recordar, antes de todo, que todos son un conjunto de propuestas, teorías y enfoques que sirven a los profesores o facilitadores para guiar a sus alumnos en el proceso de aprendizaje.
Este modelo educativo, como todos, ha sido sujeto de cambio igual que todos los experimentos sociales. Es así como, desde un modelo de enseñanza tradicional, donde el docente transmitía sus conocimientos mientras el estudiante los asimilaba pasivamente, pasamos por el modelo conductista, en el que se comenzó a usar el estímulo y refuerzos, para finalmente llegar a un modelo constructivista, en el que se persigue que los estudiantes puedan construir sus propios conocimientos de forma gradual. Después de esto, se ha hablado de modelos proyectivos, de libre decisión y hasta, futuristas como el “Learning Compass 2030” o el de la “Ruta pedagógica 2030”.
Dentro de estas últimas sugerencias, también se ha mencionado para mejorar este importante proceso, el aporte de las metodologías de aprendizaje e incluso, de las que tienen base en la indagación, que son las que permiten una gran flexibilidad en el proceso de enseñanza, así como también, mayor atención y mejores propuestas a las necesidades del alumno. Podemos decir además, que estas metodologías requieren del desarrollo de ciertas habilidades como la planificación, priorización, organización, comunicación y movilización de conocimientos, lo que hacen que el estudiante trabaje en todas las dimensiones: Concepto, procedimiento, dimensión actitudinal y la metacognición para lograr mejores resultados individuales y de grupo.
El Aprendizaje Basado en Proyectos, mejor conocido como ABP, es un marco que permite que los alumnos tengan voz y voto en su proceso de aprendizaje y sobre todo, que se considere para ello la manera en que ellos aprenden y las habilidades y destrezas que tienen cada uno. Este método propone proyectos, problemas reales o situaciones que el estudiante deberá aportar para que junto a su grupo se proponga una alternativa de solución. El rol del docente cambia a ser un guía-facilitador que acompaña a todos y cada uno de sus alumnos en este proceso.
Si acompañamos a esto con el modelo de aula invertida (flipped classroom), lograremos resultados más productivos, pues el modelo sugiere preparar los temas a tratar antes de las clases para que el tiempo en el aula sea aprovechado específicamente para realizar prácticas, desarrollar debates y resolver dudas y preguntas.
Considerando que el ideal proceso por el que se crea y consolida mejor el conocimiento es la experiencia, podemos decir que este es el entorno real donde ocurren todas las actividades humanas, y es el más adecuado para el aprendizaje. Es así como, el aprendizaje experiencial cobra importancia y la flexibilidad metodológica determina el entorno donde se desarrollan las cosas.
Pero aquí no acaba todo, surge inmediatamente la pregunta de todo el ecosistema educativo: ¿Estamos preparando a los estudiantes para que aprueben el ciclo o los estamos preparando para la vida?
Está claro que todos vamos a optar por la segunda opción, se necesita entonces una formación que genere nuevos espacios de convivencia con nuevas experiencias de responsabilidad conjunta de todos los miembros del ecosistema educativo que procuren el bienestar físico, emocional y mental y desarrollen las nuevas competencias del Siglo XXI que los alumnos necesitaran para su inmediato futuro.
Aquí es donde, para mí ,todo esto cobra sentido, la educación necesita un marco de trabajo muy concreto que reúna todas las metodologías anteriores mediante una nueva forma de organizar la clase por medio de la asignatura y sobre todo que desarrolle nuevas habilidades en los alumnos que le sirvan para la vida real. Y eso si existe…
Hoy ya podemos encontrar a instituciones educativas trabajando en el Aprendizaje Basado en el Agilismo (ABA) o en la Educación ágil, que han encontrado una forma activa de colaboración en la que los estudiantes planifican, determinan sus actividades y realizan el seguimiento del progreso de su aprendizaje. El profesor en cambio, se transforma en un líder de servicio. Con este marco, los estudiantes se auto motivan, aprenden haciendo y se desarrollan al volverse dueños del proceso de aprendizaje. Es una forma innovadora, donde el aprendizaje personalizado (estudiante en el centro) es clave de desarrollo para descubrir y fomentar las habilidades que el alumno necesitará en sus próximos escenarios.
Los entornos en los que trabajan son diversos y los pilares en los que se sostienen guardan relación con la transparencia, la reflexión y la adaptación, lo que permite el mejor desarrollo de proyectos, resolución de problemas, aumentar el crecimiento personal mediante el desarrollo de habilidades blandas, mejorar resultados y trabajar colaborativamente. Si nos ponemos a ver: ! Eso sí, es la vida real ¡
¡ Vamos todos hacia la transformación ágil educativa ¡