La Cultura en el Modelo Híbrido Educativo

La pandemia ha transformado la forma de aprender y el modelo híbrido provocado por combinar los escenarios virtuales con los presenciales, es algo que vino para quedarse.
La correcta mixtura de las dos modalidades siempre será el principal reto, sin embargo, el ambiente propicio para hacerlo es repensar radicalmente en cómo trabajar en la Cultura de cada Institución educativa. 
Cultura Institucional y Salud integral.
Está claro que las Instituciones Educativas con culturas saludables son más productivas y eficientes que las que no lo son, además que tienen un menor porcentaje de deserción estudiantil y mejor manejo en sus procesos administrativo-financieros. Entendamos a la Cultura Institucional como ese marco de referencia que determina como piensan y actúan los alumnos, docentes y comunidad para relacionarse entre sí, para realizar su rol y para gestionar a los públicos externos con los que se relacionan.
Ahora decimos que la nueva cultura educativa debe priorizar la salud, pero debemos recordar que la salud “integral” de un estudiante es ese estado global de bienestar físico, emocional y social y que son estos tres elementos en conjunto, los que impulsan su rendimiento académico y no solamente el primero, que es al que más están poniendo enfoque las Instituciones y los gobiernos.
La Cultura entonces, es ese hábito colectivo creado y reforzado por toda la comunidad educativa mediante las interacciones que surgen entre ellos, los procesos y métodos usados para el aprendizaje y las formas o sistemas usados para evaluar su desempeño.
En esta pandemia lo único que fue constante fue el “cambio”. Todo cambió antes de que pudiéramos darnos cuenta y nos tocó adoptar modelos y seguir estrategias como un experimento diario. Antes de que esto ocurra, el aula de clases presencial se centraba en cumplir normas, memorizar contenidos y evaluar el aprendizaje de ellos, pero ahora las cosas son diferentes, ya que vemos hemos visto la necesidad de colocar al estudiante en el centro, porque es la primera vez que le vemos tan disperso y tan lejos de nuestro alcance para tomarlo de la mano y preguntar que le sucede, cosas que antes hacíamos con frecuencia en espacios y tiempos diferentes.
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Rediseñando la Cultura en un entorno híbrido
El regreso a las aulas es la mejor oportunidad para rehacer la cultura. Y esto no solo es responsabilidad del docente en su relación con el estudiante sino de todas las instituciones y líderes educativos involucrados en este proceso, porque esto tiene un efecto “cascada”, que el momento en que los líderes lo adopten, contagiará a todo el resto de la institución.
Mucha gente piensa y quiere volver a la “normalidad” anterior, pero eso es imposible, las cosas y las personas ya cambiaron, para bien o para mal.
Es verdad que el entorno da forma el comportamiento, pero no podemos asumir que volveremos a la misma cultura que existía antes de la pandemia. Si alguien quiere volver a lo anterior para preservar una cultura pasada está retrocediendo. Ha habido muchos cambios, tanto a nivel personal como colectivo. Hay estudiantes desmotivados, depresivos, familias desintegradas, padres de familia sin empleos, instituciones cerradas y otros factores más que lo que nos obliga es a fortalecer nuestra resiliencia antes que querer volver al pasado.
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Cultura y Propósito
Muchos estudiantes perdieron el enfoque en el estudio y ahora están viendo que en realidad solo están aprendiendo lo que les gusta y no lo que les imponen, además ven que lo que más les gusta es aquello con lo que comparten su propósito.
Se preguntan a cada momento si lo que están aprendiendo les va a servir en su vida y sobre todo, si les va a servir para cumplir sus metas y sueños, entonces todo tiene que encajar con su propósito de vida.
Esto crea una oportunidad interesante para que los docentes e instituciones ayuden a descubrir en sus alumnos lo que realmente les importa, ayudándoles a encontrar más su propósito en lo que hacen y su sentido de pertenencia. Si esto no es posible podrán incluso sugerir otra alternativa educativa, pero si lo logran, esto creerá más lealtad, referencia, motivación, satisfacción personal, compromiso y productividad.
Rompiendo Esquemas y formando equipos
En algunos países que ya han podido dar un paso antes por no haber confinado sus clases al 100%, se ha descubierto que las instituciones que pudieron impulsar más la creatividad e innovación en sus estudiantes son las que flexibilizaron sus normas y dejaron que las ideas de innovación salgan de los mismos estudiantes, incluso desde su fase de planeación. Además, también se pudo ver que la transparencia y el intercambio de conocimientos, así como conocer claramente la forma de evaluación de desempeño, pudo causar mejor rendimiento y responsabilidad en los estudiantes.
Para identificar el modelo híbrido adecuado es necesario romper esquemas y plantearse algunas preguntas: ¿Cómo saber que este nuevo modelo esta funcionando? ¿Cómo identificar que en verdad los estudiantes están aprendiendo? ¿Cómo aplicarán lo que han aprendido? Y, sobre todo, ¿Qué factores de su entorno son los que más han impactado en su desarrollo neurológico?
Un aspecto muy serio y que hay que tomar en cuenta es que la educación remota o virtual durante la pandemia ha roto la conexión social que antes había. Imaginemos el impacto para los estudiantes nuevos que nunca han tenido la oportunidad de estrechar la mano de un compañero o un profesor ni de mirarlos a los ojos. ¿Cómo podría ese estudiante compartir el mismo propósito o alinear su valor con los de la institución a la que ahora pertenece?. Por otro lado, también se ha encontrado alumnos antiguos que quieren experimentar cosas nuevas, metodologías diferentes y relacionamientos distintos que quizás, si hubiéramos atendido a tiempo, esto no sucedería.
Uno de los beneficios de la educación híbrida es que los estudiantes pueden formar nuevos grupos y aprender del trabajo colaborativo y desarrollar la comunicación efectiva. Como son nativos digitales la tecnología y conectividad es muy bien manejada por ellos, pero no pasa lo mismo con la vinculación a nuevos grupos sociales. Recordemos que estas nuevas conexiones son muy importantes para desarrollar la innovación.
Con el retorno progresivo a clases, lo importante será rediseñar las aulas, pensando y repensando en preguntas como: ¿Cuál es el propósito de esta clase? ¿Vamos a aprender haciendo o intercambiando información? ¿Qué podemos hacer presencialmente y qué podemos hacerlo virtual?
Formar equipos de trabajo y a veces, hasta mezclar a los grupos presenciales con los remotos será una buena idea para mejorar las interacciones entre ellos. El objetivo siempre deberá ser colaborar y pensar en el futuro. Si bien es cierto en el primer experimento de educación remota, no se pudo llegar al punto ideal, pero se aprendió mucho sobre el camino, aquí muchos estudiantes demostraron responsabilidad y productividad. Ahora en este regreso, deben ser incentivados a retornar con un propósito específico y hacia un objetivo claro.
Liderazgo educativo en el modelo híbrido
Para que tenga éxito el modelo hibrido, cada institución deberá trabajar en el liderazgo educativo de los docentes y directivos. Ese liderazgo deberá ser inspirador, un real “guía” cuya presencia aparezca cuando el estudiante lo requiera, pero desaparezca cuando este realmente listo para dar paso a su creatividad. Alguien que facilite tareas, promueva interacciones, enseñe haciendo y transforme el aprendizaje en una actividad divertida. Esa es una nueva habilidad que solo los docentes “ágiles” pueden tener, la misma que si es reforzada con su inteligencia emocional, significará lograr el éxito educativo.
A medida de lo posible, este líder deberá fomentar las reuniones “cara a cara” ya que es importante que los alumnos descubran los gestos y emociones que se presentan en la presencialidad, algo que es una tarea muy complicada en el ambiente remoto. Los líderes deberán crear muchas formas para obtener información de sus estudiantes y planificar actividades de seguimiento y retroalimentación.
El líder en el modelo híbrido tiene que alejarse del concepto del “control” y asociarlo con la experimentación, investigación y colaboración. Hay que aprovechar la presencialidad para “sentir y expresar” y lo virtual para “desarrollar y experimentar”. Trabajar en la comunicación es de vital importancia.
Es necesario aprovechar los hallazgos inesperados encontrados en cualquier tipo de actividad y hacerlos parte importante del nuevo modelo. Enfrentar a los estudiantes a sorpresas es sugerible, otro profesor que aporte a la misma clase, una tutoría entre pares, y muchas otras cosas más. Es decir, presentar a alguien que vea desde afuera lo que quizás no podemos ver desde adentro.
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Riesgos y prevenciones
Todo tiene riesgos y los modelos educativos no son una excepción. Sin embargo, en la adopción de este nuevo marco para evitarlos, no es conveniente crear grupos exclusivamente remotos o grupos exclusivamente presenciales, pues nos iríamos contra el principio de una educación inclusiva y equitativa. Si existe un grupo que por cualquier motivo no pueda regresar a la presencialidad, deberá tener un seguimiento personalizado para que sus miembros sientan que están incluidos.
Para prevenir el riesgo la clave principal es identificarlo, y si este se presenta mitigarlo. Lo principal es difundir el sentido de pertenencia en todos los alumnos y que todos sepan que pertenecen al mismo equipo. Para ello se deberá normar las comunicaciones virtuales y hacer retroalimentaciones presenciales y/o viceversa, siempre recordando hacer seguimientos a cada uno de los grupos de cada modelo.
Resultados Esperados
Para saber si estamos en el camino correcto, deberemos mejorar nuestra capacidad de “escucha” y al desarrollar este valor, el punto de enfoque serán los sentimientos y emociones que están experimentando todos, en el proceso de adopción de este nuevo modelo. Un punto importante también será la revisión de la forma de evaluación del mismo, pues hoy tendremos que saber medir no solo desempeño individual de un estudiante sino también el colectivo del equipo al que pertenece, para poder identificar el desarrollo de nuevas habilidades como la colaboración, la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico.
Recordemos que los estudiantes deben tener una idea clara de qué es lo que están haciendo para aprender, cómo y por qué lo están haciendo. Aquí viene la importancia de identificar el propósito y también de cómo se relacionan con el mismo individualmente y con el de sus compañeros de clase. Esto los pondrá en el camino correcto para seguir adelante y les dará algo con lo pueden medir y compararse.
Finalmente podemos decir que este modelo híbrido llegó a la educación para quedarse, no es algo temporal, es más, ya estaba siendo usado por algunas instituciones educativas en un modo semipresencial, sin embargo, para que cumpla los objetivos deseados por cada institución debe ser personalizado y guiado por alguien que vea las cosas desde afuera. Identificar las necesidades y valores de los estudiantes, docentes y todos sus públicos de interés, se hace cada vez más urgente para poner al estudiante en el centro y hacer que su experiencia sea el factor transformador de la educación. Todo esto requiere de planificación y reflexión de todos los involucrados para lograr mejorar la conexión, colaboración y contribución en este tiempo tan disruptivo.
Si tu o tu institución educativa está pensando en adoptar el modelo híbrido y trabajar en su Cultura, contáctanos para indicarte el camino..